Para empresas de cualquier tamaño, el propósito es vital, un motor que impulsa la cohesión y la innovación y genera un impacto duradero.

“El propósito es la razón por la cual existimos; los valores, la manera en que vivimos”

Andy Stalman

El propósito es la esencia que sostiene y define a una organización, la fuerza detrás de cada decisión, acción y resultado. En un entorno empresarial donde la competencia y el cambio son constantes, el propósito inspira a los equipos, fideliza a los clientes y establece un legado significativo. Las empresas que logran conectar con su propósito y vivirlo a través de sus valores tienen mayores probabilidades de prosperar.

Para las empresas emergentes, el propósito es una guía que les da identidad y dirección. En una etapa donde los recursos son limitados y el riesgo es alto, un propósito claro permite diferenciarse y atraer tanto a audiencias como a talentos que buscan autenticidad. Definir este propósito desde el inicio crea una cultura sólida que impulsa la innovación y el compromiso. El reciente estudio de LinkedIn’s Global Talent Trends Report encontró que el 77 % de los profesionales prefieren trabajar en empresas con una misión inspiradora, lo que demuestra que un propósito fuerte no solo es un motor de crecimiento, sino también un imán para el talento.

Por otro lado, en las empresas de larga trayectoria, el propósito actúa como un pilar de renovación y evolución. A medida que cambian las expectativas de las audiencias y los valores de la sociedad, estas organizaciones enfrentan el reto de mantenerse relevantes. Ejemplos como Patagonia, que ha renovado su propósito en torno a la sostenibilidad, muestran cómo las empresas pueden ir más allá del éxito financiero para tener un impacto positivo en el mundo. Esto no solo fortalece su reputación, sino que les permite conectar con nuevas generaciones y avanzar con una dirección clara y auténtica.

El propósito, sin embargo, necesita de los valores para hacerse tangible. Sin valores claros que sostengan esta visión, el propósito se convierte en una declaración vacía. Aquí, los valores se convierten en acciones que reflejan la verdadera esencia de la organización. Simon Sinek, experto en liderazgo y autor de “Start With Why”, cuenta la historia de un coronel que, al ver caer a un soldado, regresa para abrazarlo y darle un último adiós. Este gesto es un recordatorio de cómo los valores se expresan en actos, no solo en palabras. Este tipo de liderazgo es el que inspira una lealtad genuina, subrayando que los valores son tan importantes como el propósito mismo.

Las tendencias globales refuerzan esta importancia del propósito y los valores. Según un informe de Deloitte, el 87 % de los “millennials” considera el propósito organizacional como un factor esencial de lealtad. Un propósito auténtico, acompañado de valores sólidos, no solo inspira confianza dentro de la organización, sino que también proyecta un mensaje consistente hacia afuera, atrayendo a clientes y colaboradores que comparten la misma visión.

Para empresas de cualquier tamaño, el propósito es vital, un motor que impulsa la cohesión y la innovación y genera un impacto duradero. Aquellas que logran definir y vivir su propósito no solo son rentables, sino que se convierten en agentes de cambio positivo, dejando una huella significativa en el mundo y en quienes las rodean.

Publicado el 06 de Noviembre de 2024 00:00 hs – GMT-6